martes, 15 de septiembre de 2009

Violencia de género... Y otros géneros de violencia.

Para hablaros del tema que quiero tratar hoy, primero os voy a contar el caso que experimentó una compañera de trabajo a la que, desde aquí, agradezco que haya compartido conmigo su vivencia y permitido incluirla en éste blog.
Ésta chica, a la que llamaremos a partir de ahora Bea, tuvo la poca fortuna, en el día de ayer, de caer de forma fortuita y dolorosa por las escaleras de su vivienda. En la caída sufrió fuertes contusiones en brazos, piernas y caderas. Esas contusiones provocaron los consecuentes moretones fácilmente visibles en su blanca piel.
Magullada y renqueante, Bea se dirigió a su centro de atención primaria habitual para que le diagnosticaran el alcance de sus lesiones. Debido a la disparidad horaria laboral con su pareja, con la que convive felizmente desde hace cierto tiempo, nuestra protagonista tuvo que encaminar en solitario su lento paso hacia el centro de atención.

Hasta aquí todo transcurrió con la normalidad que cabe esperar en un situación semejante, pero todo se tornó grotesco y disparatado cuando traspasó el umbral de la puerta automática de dicho centro. A partir de ese momento fue objeto de miradas y cuchicheos por parte del colectivo femenino formado, tanto por enfermeras y médicos profesionales, como por mujeres sin cultura ni estudios de ningún tipo que aguardaban su turno pacientemente en la sala de espera. Quiero hacer hincapié en ésto para reflejar que se encontraban allí mujeres de todos los niveles y estratos sociales y de todos los rangos de edad que queráis imaginar.
Inicialmente, aunque no sin sorpresa, Bea no dio mucha importancia al tema pero, ante la persistencia de los hechos, no tardó en darse cuenta de que el motivo de tan desagradable situación eran sus moretones... Más concretamente, el posible origen de esos "cardenales".

Bea comprendió que todas y cada una de las mujeres que la observaban pensaban lo mismo y, con cierta tristeza, pensó en su pareja que injustamente estaba siendo objeto de las mas perversas suposiciones y sospechas.
Bea aguantó el tipo hasta que llegó su turno de visita y, después de pasar por el interrogatorio feroz del médico, volvió a casa indignada a acurrucarse entre los brazos protectores de su novio y compañero.

Y una vez contado el mal trago experimentado por nuestra querida Bea, afluyen a mi mente todo tipo de preguntas...
¿Porqué, aunque todas las presentes coincidían en sus sospechas, ninguna fue capaz de preguntárselo a Bea de forma abierta? ¿Acaso todas sabían que la posibilidad de estar equivocadas era muy probable y no se querían exponer a delatarse como personas morbosas? ¿Porqué tendemos a decantarnos por la opción mas morbosa ante una situación que admite múltiples posibilidades? ¿Porqué algunas de las presentes miraba con desprecio a Bea? ¿Acaso la despreciaba por considerarla débil por "dejarse" hacer algo así? ¿Porqué esa absurda tendencia atávica de las mujeres a posicionarse del lado del hombre incluso en casos tan extremos? Así mismo también, ¿Porqué esa rivalidad ancestral entre las mujeres, incapaces de aliarse y asociarse entre si, sobretodo cuando hay hombres de por medio?

Todas éstas preguntas son un ejemplo de las muchas que surgen cuando se platea un caso similar al que os he contado. Las respuestas a todas éstas preguntas son muchas y variadas. Seguramente sea imposible llegar a un juicio común.
Eso si. Me niego a abandonar éste artículo sin reivindicar y manifestar mi admiración por todas ésas personas que son capaces de respetar ese ideal que se conquistó en épocas de la Ilustración y que figura en la Declaración de los Derechos del Hombre que se llama "Presunción de Inocencia". Lo que me lleva a una nueva cuestión... ¿Porqué en éste país se practica más la presunción de culpabilidad en lugar de la de inocencia? Otra pregunta de difícil respuesta. Quizá la única explicación a ésta y todas las anteriores la encontremos en la naturaleza destructiva del ser humano que tanto compromete nuestro futuro.

Espero que, a pesar de todo, quede entre vosotros algún optimista...

Muchas gracias y.... Hasta luego.


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