El Fin Justifica los Medios?

Durante este último verano, una noticia causó gran impacto en mi y en todos los medios de comunicación. Quizás alguno de vosotros lo recuerde ya que todas las televisiones nacionales e internacionales se hicieron eco de tan tremendo suceso. Un famoso presentador de la televisión brasileña, Wallace Souza, fue detenido y acusado por la policía de su país por organizar y ordenar una serie de asesinatos que utilizaba para ofrecer imagenes morbosas y en primicia a los espectadores de su programa. Uno de los de más audiencia del país de la samba, dicho sea de paso. El señor Souza, no sólo era presentador de televisión sino también diputado de la región del Amazonas y una de las personas más influyentes del país debido a su fama y a su situación política.

Wallace Souza aprovechaba su programa, en el que se recreaban, analizaban e intentaban desenmascarar asesinatos reales por medio de una investigación que encabezaba el avispado presentador, para intentar demostrar que él estaba capacitado para erradicar el crimen en su país y conseguir mayor proyección política. Fue tal la ambición de dicho personaje que no contento con eso, decidió ordenar el asesinato de varias personas para ser el primero en llegar a la escena del crimen y revelar pistas, indicios y datos que ni la propia policía conocía. Su estrategia funcionó a la perfección ya que, al mismo tiempo que su fama como "caza-criminales" subía como la espuma, su audiencia creció hasta cotas insospechadas. Tan sólo el chivatazo de uno de sus secuaces a la policía permitió su detención.

Pero todo este caso no deja de asombrarme ya que me rebela hacia que dirección camina nuestra futura televisión. Programas como "Gran Hermano", "Operación Triunfo", "Supervivientes" o "Pekín Exprés" son los precursores y los mayores exponentes de un género llamado telerealidad (Reality Shows) en que se mezcla realidad y ficción intentando recrear la vida misma en la pequeña pantalla. Así mismo, otro género llamado Docu-reality o Docu-Show, está pegando con fuerza en las audiencias con programas como "Callejeros" o "21 días". Ésto nos demuestra que los espectadores estamos ávidos de devorar morbo y queremos que nos metan la realidad en nuestra sala de estar. Somos pirañas esperando carnaza para despedazarla a pequeños pero múltiples mordiscos. Y es que ya el genial escritor británico George Orwell decía: "Mi máximo anhelo es llegar a casa y leer un buen crimen".


En fin, que música, baile, supervivencia, viajes y un largo etcétera de subgéneros se han abordado pero, a la pregunta: ¿Qué ocurrirá cuando la telerealidad quiera abordar el crimen o el asesinato? El señor Wallace Souza ya ha respondido.

Pero, ¿Porqué nos atrae tanto este tipo de programación? La respuesta es muy sencilla. Nos gusta porque nos descubre lo prohibido y, desde siempre, lo prohibido es atractivo. Nos seduce. No podemos resistirnos a observar sin ser observados y descubrir los secretos que se nos quieren ocultar. Además, cuando somos testigos de un crimen desde el sofá de nuestro salón, nos sentimos seguros en nuestro entorno y eso nos hace sentir bien.

A pesar de todo, aún quedan preguntas como: ¿Dónde está el límite de la ambición humana? ¿El fin justifica los medios? ¿El fin justifica a los medios... de comunicación? Lo ocurrido en Brasil nos debería servir para responder a todas estas preguntas.

Mi opinión: El fin justifica LOS MIEDOS!

Muchas gracias y... Hasta luego.


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